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Prueba del Jeep Cherokee 4×4 Overland 2020: destroza SUVs

Esta vez pasa por nuestras manos el hermano pequeño del buque insignia de Jeep. Se trata del Jeep Cherokee 4×4 Overland que rebosa carácter de todoterreno y cuenta con un equipamiento bastante sibarita.

Hace algo más de un año que Jeep actualizó con importantes novedades el que, tras el mítico Wrangler, es el modelo más emblemático de su gama. En el nuevo Cherokee se aprecian cambios estéticos, mecánicos y sobre todo mejoras de equipamiento que quedan especialmente patentes en este Jeep Cherokee 4×4 Overland que ha pasado por nuestras manos, un tope de gama que puede rivalizar sin complejos con modelos premium como el nuevo Land-Rover Defender o el Mercedes GLC.

No obstante, los competidores más directos que encontramos en el mercado para el Cherokee son nipones. En concreto, hablamos del Subaru Forester y del Toyota Land Cruiser. Aunque el bagaje del Land Cruiser le avala como uno de los mejores todoterrenos de la historia, lo cierto es que tanto el Subaru como el Jeep también ofrecen unas muy buenas condiciones fuera del asfalto. Si bien es verdad que no son suficientes como para aventurarnos sin preocupaciones (como podríamos hacer con el Toyota), sí nos permiten pasar límites que ni siquiera nos propondríamos con cualquier otro SUV. Eso sí, a este respecto hay que tener muy en cuenta que en el caso del italoamericano contamos con unas ruedas 235/50 en llanta de 19 pulgadas que sería recomendable dejar a un lado para meternos a fantasear en terrenos complicados.

De todos modos, el Cherokee Overland 4×4 cuenta con algunos elementos que lo hacen muy atractivo y que a nosotros particularmente nos han convencido. El motor diésel se nota poderosísimo en todas las circunstancias. Además, a pesar de que el sistema de tracción 4×4 no es el tradicional, monta un mecanismo electrónico que imita a las mil maravillas la reductora. A eso hay que añadir que, aunque el precio pueda parecer algo elevado (esta unidad ronda los 60.000 euros), está más que justificado por el nivel de equipamiento y el salto de calidad que ha dado su interior. El mercado actual deja claro que por ese precio se pueden adquirir alternativas con un equipamiento más pobre. Entremos en materia con este Cherokee.

Nuestra valoración: 7,5

Diseño7

Motor8

Comportamiento8

Interior7

Equipamiento8

Consumos7

Destacable

Respuesta del motor

Capacidades todoterreno (con ruedas específicas)

Equipamiento

Mejorable

Ruedas para 4×4

Cortinilla del maletero

Precio algo elevado

Ver ficha técnica y equipamiento

Diseño: corpulencia de todoterreno

El restyling que Jeep llevó a cabo hace un par de años en el Cherokee afectó sobre todo al frontal y a la zaga. En concreto, como suele ser habitual en las actualizaciones, los grupos ópticos son los que más se retocaron. También los pilotos adoptaron una nueva imagen que, por cierto, pretenden ser un guiño a las míticas parrillas de Jeep protagonizadas por las siete lamas verticales.

Ahora el modelo equipa de serie en todos los acabados tecnología full led. El funcionamiento de la iluminación nos ha parecido en general correcto. Aunque los faros están en una posición bastante alta, lo cierto es que proyectan un haz claro y largo que solo supone ventajas en conducción nocturna.

También son nuevos los diseños que hay disponibles para las llantas. Este aspecto, sin embargo, juega en contra de la versión Overland (la más capaz de la gama para el 4×4 por detrás de la Trailhawk), que sí o sí va a montar llantas de 19 pulgadas como las que veis en imágenes. El bajo perfil del neumático (235/50) y el dibujo destinado exclusivamente a carretera nos va a limitar muchísimo la aventura offroad. Si vamos a hacer todoterreno con frecuencia, lo más recomendable es acoplarle ruedas de garantías para ello.

Por lo demás, el acabado Overland le confiere una cierta distinción estética al Cherokee que no vemos en el resto de la gama y que le hace pasar por un modelo incluso de segmentos superiores. Por tanto, no hay nada que objetar en lo relativo a ajustes, juntas y calidades percibidas del exterior.

Interior: materiales mejorados

El interior del Cherokee ha cambiado poco con respecto a su antecesor. No obstante, los cambios le han sentado de cine. Sobre todo se han centrado en mejorar la calidad percibida haciendo uso de materiales más nobles que recubran las superficies. De este modo, obtenían un habitáculo igual de ergonómico y más refinado. En realidad la fórmula les ha funcionado. Pese a que la configuración es bastante igual que la de su hermano pequeño, el Compass -un modelo de casi la mitad de precio-, la calidad sí se aprecia mayor. También es verdad que el equipamiento de este Cherokee ayuda en ese posicionamiento.

En cualquier caso, en materia de espacio, ergonomía y confort, el nuevo Cherokee recibe una muy buena nota. La visibilidad es inmejorable, el tacto de las superficies es bueno y la instrumentación, aunque algo anticuada, es rápidamente legible. Quizá lo único a lo que deberíamos acostumbrarnos es a la posición del volante, que es bastante grande y está demasiado orientado hacia adelante, pero, una vez que nos hacemos a él, nos adaptaremos a una posición de conducción confortable y natural.

El sistema de infoentretenimiento tiene como protagonista a una pantalla central y táctil de 8,4 pulgadas que también ha mejorado en cuestión de gráficos. Con lo que se lleva en el mismo segmento puede parecer incluso pequeña, pero lo compensa con el buen y fácil funcionamiento del sistema UConnect, que, por supuesto, integra navegación y conectividad por medio de Android Auto y Apple Car Play.

Las plazas traseras son también amplias y cómodas. Hasta en la plaza central se puede incorporar un adulto de no más de 1,80 metros de estatura sin demasiados problemas, teniendo en cuenta que monta de serie techo panorámico. En cuanto al maletero, cubica hasta 570 litros de capacidad con las dos filas de asientos disponibles y las formas son bastante aprovechables. Eso sí, el sistema de cortinilla no es el más práctico que existe en el mercado, incluso se ve feo al abrir el portón, y el umbral va a quedar algo alto si nos disponemos a cargar algún bulto pesado.

Motor: un diésel incansable

El motor que constituye la mayor parte de la gama Cherokee es este 2.2 turbodiésel de cuatro cilindros que desarrolla 194 CV de potencia a 3.500 rpm y 450 Nm de par a 2.000 rpm. Por encima existe otro más potente, un 2.0 turbo de gasolina con 272 CV, que es exclusivo para el Cherokee Trailhawk.

Con respecto al bloque que nos atañe hay que decir que sus prestaciones son inmejorables para un todoterreno y, como veremos después, también son sorprendentes sus cifras de consumo. Es un motor poderosísimo desde el arranque hasta pasado el medio régimen de vueltas. Lo cierto es que parece que sigue empujando con brío incluso cuando pasamos esas 3.500 rpm, que es cuando ofrece su rendimiento pleno.

Las respuestas en aceleraciones son muy contundentes y esto hace que los adelantamientos sean pan comido. En este aspecto, el Cherokee da más seguridad que muchas berlinas de potencias similares que «se lían» con las reducciones por las configuraciones de sus cajas de cambio. Realmente me parece un motor brillante tanto para viajes en vías rápidas o secundarias como para prácticas de todoterreno. De hecho, y a falta de probar el Cherokee Trailhawk, no sé cómo han acoplado un bloque de gasolina al que se supone que es el Cherokee más todoterreno de todos teniendo disponible el descomunal par de este 2.2 turbodiésel a disposición del conductor desde prácticamente el ralentí. Creo que los amantes del 4×4 disfrutarían más un Trailhawk con esta mecánica que con la de gasolina…

El comportamiento de la transmisión automática de convertidor de par con 9 relaciones es también muy satisfactoria. En el modo automático se muestra suave y cuidadosa en las transiciones y al activar el modo secuencial se convierte en una caja bastante obediente y rápida, lo cual no deja de sorprender en una transmisión de este tipo.

Por último, la condición de 4×4 se la da un sistema electrónico al que Jeep llama, dependiendo de la elección del cliente, Active Drive I o Active Drive II -como es el caso.- El Cherokee Trailhawk equipa un Active Drive Lock que promete ser todavía más preciso y efectivo. Lo poco que pude probar el Active Drive II de nuestro Cherokee Overland (ya digo que las ruedas de serie no me daban la confianza suficiente como para entrar en terrenos complicados) sí bastó para comprobar que, aunque el mecanismo no es el tradicional que los puristas desearían, imita con creces el cometido de una reductora. Por tanto, en este sentido, la respuesta a si el Cherokee 4×4 es un verdadero todoterreno es claramente sí.

Comportamiento: el confort por bandera

Si por algo destaca el comportamiento del Cherokee es por el alto nivel de confort que ofrece en todas sus facetas. La suspensión no peca de un tarado demasiado blando, ya que en curvas enlazadas solo relucen balanceos habituales en esta clase de vehículos con un centro de gravedad tan elevado, pero no los acusa en exceso. Sin embargo, esa firmeza está muy bien calibrada a la hora de brindar una conducción estable y, como decimos, realmente cómoda. Los asientos de cuero que equipa el Cherokee Overland también influye, claro está, en que la sensación sea grata. Tampoco nos vamos a dejar la espalda al sobrepasar badenes o pasos elevados siempre que no excedamos los límites de velocidad. En este sentido, el coche es una delicia para sus ocupantes. Eso sí, lógicamente, en cuanto nos pasemos un poco de entusiastas sobre todo en carreteras muy reviradas, ese enfoque al confort se va a traducir en un coche pesado y bastante subvirador. En cualquier caso, las reacciones son seguras y previsibles, por lo que no hay que alarmarse.

La dirección cuenta con un tacto muy asistido, es bastante desmultiplicada, pero aun así es lo suficientemente precisa como para que el conductor se sienta bien conduciéndolo.

Los frenos se alían bien a la hora de reducir la marcha con la caja de cambios y, es este aspecto, se muestran siempre efectivos y fiables.

Sin duda, las pretensiones del Cherokee son brindar al 100% unas impresiones agradables a todo el que se monte en él para viajar a ritmos normales sin exceso alguno.

Equipamiento: completo y ¿caro?

El Overland con sistema Active Drive II es el Cherokee más caro de la gama. Su precio es de casi 60.000 euros, lo que supone una diferencia de más de 3.000 euros con respecto al Trailhawk o de 1.400 euros si lo comparamos con el Overland Active Drive I. No hay duda de que la cifra es alta -puede que hasta desorbitada para algunos-, pero a cambio Jeep nos ofrece un equipamiento completísimo, prácticamente inmejorable. Además, hay que tener en cuenta que muchos de sus rivales premium -con los que puede competir sin demasiados complejos- pueden costar más o menos lo mismo ofreciendo menos equipamiento. Como todo, es cuestión de analizar si entra dentro de nuestras posibilidades.

Lo que está claro es que, insisto, la lista de elementos que trae consigo es intachable: selector de modos 4×4, aparcamiento asistido, asistencia a la frenada de emergencia, aviso de colisión frontal y de salida de carril, control de crucero adaptativo con función de parada, limitador de velocidad, detector de ángulo muerto, espejos exteriores calefactados, cámara trasera, sensores de aparcamiento, sensores de lluvia y luces, faros full led, antinieblas de led con función cornering, lavafaros, luneta térmica, retrovisor interior fotosensible con micrófono, acceso y arranque sin llave, asientos delanteros con ajuste electrónico, calefacción y ventilación, climatizador bizona, techo panorámico practicable, iluminación ambiente, portón trasero con apertura y cierre eléctricos, cuadro de instrumentos con pantalla TFT de 7 pulgadas, sistema de infoentretenimiento UConnect con pantalla táctil de 8,4 pulgadas, navegación integrada y conectividad, volante de piel calefactable, equipo de sonido con 9 altavoces y subwoofer, etcétera.

Consumo: asumibles

El consumo medio homologado en uso combinado es de 8,9 l /100 km. Para ser honestos, hay que decir que antes de probarlo a fondo pensábamos que la media real superaría de forma contundente esa cifra. Sin embargo, nos hemos sorprendido gratamente al registrar una media muy cercana a la oficial. Durante los siete días que estuvimos conduciendo este Cherokee anotamos una media en secundarias de 7,5-8 l/100 km. En autovía se estabiliza en los 6,5 litros y en ciudad es donde las dos toneladas largas que pesa en orden de marcha y el potente motor diésel penalizan al Cherokee haciendo que supere los 10 litros (dependiendo, claro, de los desplazamientos, del estilo de conducción y de la densidad del tráfico.) En cualquier caso, nuestra media se ubica en unos muy asumibles 9 l/100 km. Contando con que el depósito tiene capacidad para 60 litros de gasóleo, podríamos obtener una autonomía media de unos 660 km entre repostaje y repostaje.